¿Podemos formar a muchachos fascistas? ¿Desde la obediencia, la disciplina, el uniforme,… es posible? Por supuesto que sí. La historia lo ha demostrada y la película «La Ola» vuelve a esta reflexión.
Esta película debería ser vista por los educadores, los padres y todas las personas que educamos niños y jóvenes de una u otra forma. Ser “obediente” no es una virtud; es estupendo para generar chicos conformistas a lo políticamente correcto, a las imposiciones de este mundo.
Recojo unas palabras del maestro Milani:
“…Y así hemos llegado al absurdo de que el hombre de las cavernas que daba un garrotazo sabía que hacía mal y se arrepentía. El aviador de la era atómica llena el depósito del aparato que poco después desintegrará a doscientos mil japoneses y no se arrepiente. Si damos la razón a los teóricos de la obediencia y a ciertos tribunales alemanes, sólo Hitler debe responder del asesinato de seis millones de judíos. Pero Hitler era irresponsable porque estaba loco. Por lo tanto, aquel delito no ocurrió nunca porque no tiene autor.
Sólo hay un modo de salir de este macabro juego de palabras. Tener el valor de decir a los jóvenes que todos somos soberanos, que para ellos la obediencia ya no es una virtud, sino la más sutil de las tentaciones, que no crean poderse escudar ni ante los hombres ni ante Dios, que deben sentirse cada uno el único responsable de todo.
De ese modo la humanidad podrá decir que en este siglo ha tenido un progreso moral paralelo y proporcional a su progreso técnico “
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