Buenos días!
Hoy publicamos algunas expresiones «asesinas» de la comunicación. Vamos a revisar…
¿Os acordáis de esta imagen de los dos burros? Esta representa la colaboración. Es la más conocida. Pero hay otra imagen con los dos burros compitiendo… ¿por qué será menos conocida si abundan los ejemplos?
El conflicto puede ser negativo o positivo, constructivo o destructivo, depende de lo que hagamos con él. Indudablemente muy raras veces se mantiene estático, ya que puede cambiar en cualquier momento. Podemos a veces variar su curso simplemente abriendo el foco y contemplándolo desde otra perspectiva.
Lo primero que debemos aprender es que nuestros desacuerdos y diferencias personales son parte de la vida y que es un error evadir los conflictos. La vida puede ser menos dolorosa si aprendemos a anticipar un conflicto en potencia y lo encaramos de forma constructiva.
Un libro que puede introducirnos a la resolución de conflictos es: «Tú ganas, yo gano». Cómo resolver conflictos creativamente… y disfrutar con las soluciones», de Helena Cornelius y Shoshana Faire. Puedes consultar aquí artículos académicos sobre resolución de conflictos.
Tan pronto nos encontremos en medio de un conflicto o cuando veamos que uno se aproxima, podemos elegir nuestra actitud. Sin embargo a veces caemos en una reacción espontánea. Muchas de nuestras reacciones «naturales» son realmente hábitos, algunos de ellos adquiridos en las primeras etapas de nuestra vida. Si sueles encarar los conflictos del mismo modo, es bueno conocer tu «tendencia» y elegir.
Existen expresiones muy comunes «asesinas de la comunicación», que utilizamos regularmente; tambiéń caemos insconscientemente en nuestras propias variaciones. Por ejemplo:
- AMENAZAS (producen miedo, sumisión, resentimiento y hostilidad): «Si no puedes llegar puntualmente, tendremos que reconsiderar tu empleo».
- ORDEN (autoritarismo): «Hazlo porque yo lo digo».
- CRÍTICAS (desaniman, tiran para abajo): «Siempre estás quejándote».
- NOMBRES DENIGRANTES (utilizados para catalogar a los demás): «¿Qué se podría esperar de un burócrata?»
- DEBERÍAS O TENDRÍAS QUE: «Deberías ser más responsable».
- RESERVARSE PARTE DE LA INFORMACIÓN (con el fin de hacer caer en la trampa, poner a prueba): «Este proyecto te va a gustar mucho -y no le dice lo qué le va a suponer de trabajo».
- INTERROGATORIOS sobre lo que uno está haciendo. Preguntar de forma incisiva.
- ELOGIOS (con el fin de instrumentalizar): «Escribes muy bien. ¿Me puedes hacer…?»
- DIAGNÓSTICO DE MOTIVOS: «Siempre te ha costado motivarte».
- CONSEJOS NO REQUERIDOS (cuando la otra persona sólo desea que la escuchen): «Si hiceses…» «Ignóralo».
- UTILIZAR LA LÓGICA PARA PERSUADIR: «No hay motivo para disgustarse». «Es completamente razonable».
- REHUSAR HABLAR DEL TEMA: «No veo ningún problema».
- CAMBIAR DE TEMA.
- RESTARLE IMPORTANCIA A LA EXPERIENCIA DE LA OTRA PERSONA. Por ejemplo, contando la propia o la de un tercero.
- TRANQUILIZAR MEDIANTE LA NEGACIÓN. «No te pongas nervioso».
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