La atención es algo que nos preocupa, algo que sabemos que es importante para el aprendizaje y el bienestar. ¡¡Pero hay tantas distracciones!!
En ocasiones nos encontramos con padres y madres, abuelos, tíos, adultos referentes, que actúan como si fuesen animadores socioculturales de los niños y jóvenes. Participamos de una sociedad que fomenta demasiado las distracciones, la estimulación constante y quizás ello esté influyendo en la capacidad de atender, asombrarnos, concentrarnos, amar lo que hacemos… Quizás.
Vamos a ver algunas cosillas en relación con la atención. Esperamos que os sean útiles 😉
La atención es el proceso de orientar la mente a un objeto exclusivo. Es como un foco de observación. Mientras estamos en vigilia, estamos atentos a algo. La concentración es el mantenimiento prolongado de la atención, la focalización de la atención durante un tiempo determinado, desestimando el resto de los estímulos. Y hablamos de flujo cuando tenemos una experiencia óptima de bienestar consciente: estamos centrados y sentimos gozo en involucrarnos en lo que estamos haciendo. El flujo tiene un componente emocional muy potente.
La atención es importante porque es el «inicio» del aprendizaje. Trabajamos la atención porque ella nos abre a la realidad, a atender lo que acontece en el mundo, a la actitud de descubrimiento. Las habilidades cognitivas se construyen a partir de la atención: la memoria, el cálculo, la lógica, la abstracción, el análisis. Pero también es base para las experiencias más importantes del ser humano, como el amor. El amor hace que atendamos a la persona. Y para educar. Educar supone trabajar el interés, la atención, el apetito. Sería bueno que algunas cosas nos apeteciesen más que otras.
Simone Weil afirmaba que la atención debería ser el objetivo verdadero y casi el único interés de los estudios.
En la práctica clínica encontramos que en el día a día a las familias se nos escapan algunas cuestiones importantes que atañen a la atención:
- La lectura es algo sagrado, dice el maestro Luri. Permite ampliar los horizontes de tu mundo de forma extraordinaria. También se descubre fácil en la lectura cuándo la atención se nos va y necesitamos volver atrás, repasar. Leer bien. Leer despacio. Leyendo juntos podemos descubrir muchas cosas. Buscar libros que interesen es una tarea necesaria para una actitud de aprendizaje.
- Atendemos con el cuerpo. La atención no es una cuestión exclusivamente mental. Trabajamos poco la conciencia corporal y ésta ayuda mucho a centrarnos. Por eso el deporte, el baile, el teatro, entre otras actividades, ayudan también. Si no tenemos en cuenta la preparación del cuerpo y de las emociones antes del estudio, olvidamos una parte muy importante.
- Tiene una capacidad limitada, aunque sea de banda muy ancha. Y para la atención focalizada, el estudio por ejemplo, se habla de una horquilla de 20 minutos para mantener una buena concentración. En los niños planificar las tareas teniendo en cuenta esto y hacer pausas o cambio de actividad es clave.
- La atención es entrenable. No cabe rendirse. Estamos de enhorabuena porque no podemos decir aquello tan terrible de «este chico no vale para los estudios». Sabemos y hemos visto cómo buscar un método personal ayuda, entrenar habilidades que hacen falta de otras formas, planificar, algún éxito y que te transmitan confianza de que eres capaz. La emoción influye en la actitud de aprendizaje. Si estamos relajados, comprendemos más. Si el estudio es tensión y batalla, se bloquea el aprendizaje.
- Respiración. El hecho de ser conscientes de nuestra respiración mejora nuestra calidad atencional. Cuanta más lenta y acomodada sea nuestra respiración, mejor. Se sabe que disminuye las distracciones.
- Ojo con el sueño. El sueño es clave para la atención. No es algo negociable. Si un niño necesita dormir 9h – 10h, es importante conseguirlo casi siempre. ¿Puede ser que el niño o joven no duerma lo que necesite? Es una pregunta fundamental antes de analizar cualquier otra variable.
Para un adecuado entrenamiento debemos conocer qué es lo que pasa, qué hay que mejorar. A veces, experimentando cambios en el entrenamiento y la planificación, descubrimos el quid. Puede ser que la dificultad sea de inatención, esto es, un ensimismamiento elevado. A estas personas les resulta difícil mover el foco de atención en los estímulos externos.
O puede ser que la dificultad sea la distraibilidad, justo lo contrario, cambiar el foco de atención constantemente.
La apatía o falta de interés por fatiga o somnolencia quizás.
Dificultades en la organización de las tareas y/o actividades.
La falta de motivación, de despertar la atención, de interés por el aprendizaje.
U otras dificultades. Si las identificamos podemos trabajar mejor la atención.
- La primera cosa ya la hemos mencionado. Garantizar el sueño necesario.
- Práctica de ejercicio físico.
- Dedicar tiempo suficiente al entrenamiento, incluyendo los descansos y pausas necesarias.
- Emplear todos los recursos disponibles para aprender a focalizar la atención y observar cuándo ya no somos capaces de prestarla y debemos cambiar de tarea. Ejemplo: Quizás necesito hacer algo más manipulativo o algo de ejercicio si llevo un rato largo con tareas cognitivas.
- Seguir un método específico, el tuyo, aunque no sea el mejor. Saber organizarse es importante. Se puede pedir ayuda para iniciar esta búsqueda del método, pero cada estudiante es distinto, no valen recetas.
Referencia que hemos utilizado para este post.
Estudiar no es aburrirse es un material que puede servir para dialogar en familia de estas cosas.