Buenos días!
Hoy publicamos algunas trampas en las que podemos caer los padres y madres cuando educamos a nuestros hijos.
La crianza de pequeños y la relación con nuestros hijos adolescentes puede ser muy gratificante si tenemos en cuenta algunas soluciones para esas trampas. Ojalá os sea útil!
Cuando la madre es la principal encargada de la crianza y educación de los hijos, y el padre se mantiene periférico, puede mantener y agravar los problemas presentados por los niños, especialmente cuando se trata de conductas oposicionistas, desafiantes o violentas.
Aquí el reto es hacer equipo. Ayudar a la madre a que exprese qué tipo de apoyo quiere de su marido; y ayudar a éste a proporcionarlo de manera adecuada.
Esta es una trampa en la que se cae cuando se quiere resolver los problemas de conducta de los hijos solamente hablando, bien sea en forma de “diálogo”, “consejos” o “sermones”.
Obviamente con los hijos es bueno dialogar, sin embargo, cuando las palabras no se acompañan de hechos y consecuencias, cuando no se marcan con claridad los límites en la familia, pierden su valor educativo.
Los límites a los hijos son necesarios y una muestra de amor.
Se sabe que entre los 12 y los 25 años el cerebro se transforma de forma decisiva. La reorganización cerebral prepara al adolescente para el “despegue” necesario de la infancia a la adultez. Es una fase preciosa, exquisitamente sensible y muy adaptable. Es la preparación para abandonar la seguridad del hogar y salir al complicado mundo exterior.
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